27 enero 2016

14 enero 2016

Pues no me la saqué


Había cierto “algo” en el ambiente que hasta el aire respirado se sentía más pesado.  No tarde mucho tiempo en averiguarlo.  La pesadumbre de todos los días se hacía mayúscula con la noticia del día.  De entre tanta basura que publican los diarios como notas principales, la de hoy pesaba más que cualquier juicio moral, política exterior, candidato vociferante, deterioro económico, despanzurre indiscriminado (entiéndase guerra):  Hubo tres boletos ganadores del sorteo de la lotería “Powerball” en el gabacho, con premio multimillonario record; pero el ganador no fui yo.

Esta última frase casi se podía leer en las mentes de todos los automovilistas, pasajeros del bus, trabajadores, transeúntes y demás personas, y sin necesidad de ser adivino, mentalista u otra charlatanería de esas.  La plática está en todas partes.  En la radio, hasta los programas deportivos hablaban del tema – “…y a que evento deportivo iría usted si se hubiese ganado el Powerball?” – y los gabachos, ¡ni se diga!

Uno de los tantos “memes” que ahora son ya carteros de moralejas, leía en su mensaje, semejando a un boleto de lotería y desplegando palabras en vez de números, y resumiendo la sensación colectiva: “debes-de-volver-al-trabajo”.  Un misterio total es la psique del ser humano, que nos lleva en ocasiones a una fuerza desmedida frente a la adversidad, a conquistas inimaginables en todos los planos y por otra parte no dejamos de ser tan soñadores, y uno de esos sueños, es el de algún día abandonar la famosa “rat race” o carrera de ratas de laboratorio, ganándonos el premio mayor de la lotería. 


Una carrera de ratas, analogía extraña y certera de lo que hoy en día conocemos como trabajo u ocupación, ganarse la vida, el pan con el sudor de la frente, corretear la chuleta.  Ya sea para engrosar la billetera de alguien más, o para la ilusión de engordar la propia en el mundo emprendedor, formal o informal, en esta vida como la conocemos, tenemos que andar en esa carrera; así nos hacen, así nos forman.  Y de lo que nos gusta, de lo que en realidad amas, para lo que si soy bueno… eso debe esperar - ¿Para cuándo? – para otra vida será… Por lo pronto tenemos que seguir corriendo, sin llegar a ninguna parte ¡Ah!  Pero eso sí, sin llegar tarde;  viviendo de la ilusión, corriendo del trabajo a la casa y viceversa en nuestras cajas metálicas con rueditas, reprimiendo nuestros anhelos, ilusiones y sueños, hasta el próximo sorteo….
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