La lluvia siempre refrescante, me vino a dar un baño de realidad, que ya no fue tan refrescante.
Fue tanta la espera, que cuando esas gotas refrescantes vinieron tan de golpe, la sensación termino por ya no ser tan completamente placentera, al menos no como lo esperaba.
Por un momento llegue a confundir esa bendita lluvia con mi pequeña nube personal, esa que me persigue como en un mundo de fantasía mezclada con realidad, de sueños… mas bien de pesadillas entretejidas con el andar diario. Pero una refresca, la otra re jode; en esta ocasión fue una combinación extraña de ambas. Ahora entiendo mejor ese concepto de ”sabor agridulce”.
Y mientras salía de mi trance y buscaba refugio, podría jurar que la nube me seguía, pero no, en esta ocasión estaba seguro… esa no era mi nube…