26 junio 2017

Sin sentido

Esta es una carta sin sentido, donde solo quiero garabatear lo que siento, explotar y despotricar contra todo y contra todos, porque odio todo sin sentido, muy anárquico, a lo porro, porque me da la gana y punto.
Y es sin ningún sentido porque se que esto, aunque digan que es catártico y cura, lo pongo en tela de duda, a menos que sea porque gasto mi energía en pensar lo que voy a escribir y me deja con pocas ganas de seguir renegando.

¿De que carajos me sirve renegar? ¿Para que quejarme? si se que nada va a cambiar, nada se va a resolver, o me va a ir peor.  Pero como, ¡válgame dios! si usted es “Mister Magoo”, Don Magoo,  el que siempre tiene una sonrisa afable y un chiste a la mano y otro bajo de la manga, para hacer reír al mas rudo.

Siempre fui el bufón de la bolita en turno, era mi manera de entrar, de pertenecer, aunque no fuera un circulo de mi total agrado, la cosa era no quedarse fuera, ¿Que no es así? ¿Que no se trata de eso?  Siempre fui ese que hacia reír a los demás ridiculizándose a si mismo.
¿Y ahora? Ahora estoy solo rodeado de gente, la soledad en el tumulto, inexplicable pero tan cierto como lo latente del sentimiento desesperado de entrar por la puerta falsa en ese pasillo de puertas varias, supuestas opciones múltiples de este gran chiste llamado “vida”.  Y ahora, nadie es amigo, todos se han olvidado, ya no hay buena oferta humorística, me quede atrás, me volví obsoleto.  Ahora cada quien tiene la lana suficiente, gracias al producto de sus excelentes y productivas vidas de adulto, para pagar sus propios bufones de bolsillo en forma de mil gadgets o aplicaciones para su móvil, o terapias costosas y pseudo exitosas.  Pero lo otro, lo otro nunca fue real, fue pasajero, como la vida misma.  Y se queda uno vacío en el rincón, como juguete viejo en el ático, porque ya no hay lugar para el en la vida real, en la actualidad, el modernismo, en lo de ahora, lo “in”.  Como habría yo de pertenecer a ese mundo “in” si siempre me siento “orsai”, fuera de lugar.


Sigamos pues observando, procesando, digiriendo y vomitando todo esto, mientras se pueda, mientras alcance, aunque todo sea sin sentido…
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01 junio 2017

Animal de costumbres


Dijo por ahí Charles Dickens que “los hombres somos animales de costumbres”.  Al menos eso dice Google; y yo le creo.  Hoy en día, la tecnología es el nuevo dogma de fe, y cada vez el método científico se impone sobre el mito, pero con todo y los avances tecnológicos, siguen siendo muchos los que dudan de la ciencia y siguen creyendo en su fe ciega, justa y creacionista, siempre y cuando sea miembro exclusivo del VIP divino de la religión oficial (inserte aquí su creencia favorita).  Ahora si que cada quien su santo… y esta frase no se quien la dijo pero como parte del folklore, es sabia y certera.

La mente cambia, el cerebro es plástico, aprendemos cosas nuevas, el aprendizaje es continuo, luego, después de tantos años de aprendizaje, métodos científicos y demás herejías, sigo incluyendo frases como “gracias a dios”, “con el favor de dios”, “primeramente dios” en ciertas interacciones cotidianas.  La costumbre me gana; o no se si es compasión, dependiendo del interlocutor,  o miedo, el famoso “temor de dios”, ese que tanto me inculcó mi madre, que si me leyera, me des nombra como su hijo y oficialmente pasaría a ser un “desmadre”,  pero bueno, esa es otra historia.

El caso es que ya no creo (o no me la creo), pero a la vez creo, o se me olvida que ya no creo, y frente a mi madre ¡Líbreme dios! si infiere que rompo sus moldes.  Creo que la vida de eso se trata, de ir descubriendo de que lado masca la tal iguana, e ir rompiendo pues con esos moldes que te enjaretan de niño, y sentirte a gusto con tu posición, tus ideas y tus creencias, esas que tu si elegiste, en las que tu si crees. 

A mis críos, les dejo esa libertad, porque creo que no los hace menos personas el no tener pues el mentado temor de dios.  Y ni el tiempo dirá si tuve o no razón, porque con el tiempo pasare a ser abono para el pastito y alimento para gusanos y hasta ahí llego la mecha, y el cuento ya le tocará continuarlo a alguien mas.

Y para no seguir disparatando mas con estas cosas, porque se supone que uno no habla de política ni de religión con sus amigos, los dejo pues y que diosito bendiga a sus mercedes de ustedes.


Atte:  el nuevo agnóstico… gracias a dios.
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