Se fue como nada, se fue muy rápido, y llega esa época, nostálgica para unos, de mucha fiesta para otros, y de recuento y de propósitos para algunos mas. Como dice la canción, yo no olvido el año viejo porque me dejo muchas cosas, sobre todo mucho aprendizaje, y veo con mucho gusto y hasta orgullo, algunos logros como seguir en el blog, el nacimiento de Radio Retro, los podcasts y seguir loco, porque el día que me vuelva cuerdo no se si lo pueda soportar.
Recibo el año nuevo con muchos bríos, con muchas ganas, y con algunos planes de seguir avanzando en estos hobbies raros que forman parte de mis sueños guajiros y que ahora pretendo retomar. Quiero agradecer a Dios, a la vida y a todos ustedes (ah y también a la tecnología, por aquello de San Google) la oportunidad que me dan de plasmar aquí un sin fin de sueños, alegrías, ilusiones, tristezas y nostalgias. Aun teniendo muchas cosas que reprocharle al año viejo, no lo hago, porque creo que se aprende mas cuando se aceptan los errores propios, sin echar culpas, aceptando las cosas “como vienen”.
Y despido el año con una verdadera historia de milagro, que me deja con sentimientos encontrados, pero le veo el lado positivo. Al llegar hoy a mi casa por la tarde, me encuentro tres perritos muy pequeños en la puerta del garaje. Son demasiado pequeños, calculo unas cuatro o cinco semanas de nacidos. No imagino como llegaron hasta aquí solos, y pienso que como en las historias de novela, alguien los dejo en el quicio de la puerta para darles una mejor vida tal vez. Se muy bien que mis condiciones no son las mejores en estos momentos para las mascotas, pero mientras pensaba que decirle a mis enanos, ellos pronto los acogieron, consiguieron una caja de cartón y unas toallas viejas para hacerles una casita, y jugaron con ellos hasta el cansancio, y hasta les pusieron nombres :Sidney, Alex y Robert.
Lo triste vino después, cuando el oficial de servicio de animales se presentó en la casa cinco horas después del hallazgo, previa llamada mía. Para mi sorpresa, mis enanos se despidieron de ellos con gusto mientras le platicaban mil cosas al oficial, al tiempo que este los subía al camión especial. No pasaron ni dos minutos de que se fueron, mi hija rompió en llanto, y yo con ella. Al igual que ella, yo nunca tuve una mascota, y si alguna vez tuve un “intento”, nunca hice “click” como en esta ocasión, porque como sea que hayan llegado, estos perritos llegaron; Ahí estaban en la puerta, y no sé, siento que de alguna manera los rechacé, pero me queda la sensación que de alguna manera les salve la vida, porque tengo fe de que pronto serán adoptados por alguien que si tenga el tiempo, las condiciones y el cariño para darles. De alguna manera, Sidney, Alex y Robert se quedaran por algún tiempo en nuestras vidas, en recuerdos, en platicas y en cuentos para dormir.
A todos ustedes un fuerte abrazo, deseándoles todo lo mejor para este año nuevo que inicia y que venga lleno de retos, para así medir nuestros logros y que las satisfacciones sean mucho más grandes.
Y no nos podíamos despedir del año sin música, así que les dejo esta canción que esta tan “ad hoc” para la ocasión, y que siempre procuro escuchar en este día en particular.
Feliz Año Nuevo.