28 mayo 2010

Masticando la vida


El día pintaba bien; cielo medio nublado y la temperatura agradable, excelente para salir a buscar algo de comer, de paso caminar y tomar algo de aire fresco, no tan puro pero si fresco y no tan artificial como el del claustro de concreto que solemos llamar “la oficina”.

Cruzo la calle y camino a paso apresurado, con la presión normal del tiempo limitado para degustar el famoso “lunch”, pero en segundos reparo, medito y decido relajar mi paso – no me voy a morir mas viejo por acelerar mi paso ahora - así que me decido caminar lento, meditativo, mientras observo a mi alrededor.

Y mientras observo mi camino es cuando lo descubro: un mosaico variado de gomas de mascar aplastadas sobre la banqueta. Mosaico de colores, sabores y olores, dependiendo del tiempo de vida del “recuerdito” plasmado en ese camino peatonal de concreto.

Algunos lo podrán llamar mala educación, mal gusto, falta de conciencia, cochinada; y si, tal vez lo sea, pero no dejo de pensar que detrás de esa Pléyades de “chicles” se esconden historias urbanas de personas que por descuido, por desidia o por convicción, dejaron ya plasmado ese recuerdo en las mentes vagas de los peatones que circulamos por esos caminos tan exclusivos y excluyentes a la vez.

Detrás del típico “motita” color rosa se aloja la historia de un estudiante que se deleita en su manjar mientras cuenta las horas para salir de clase y llegar a su casa. Y que decir de la goma de tonalidad verdosa sabor y todavía olor a menta, en la cual un apresurado candidato intenta llegar a tiempo a su entrevista de trabajo, tratando de mantener un aliento fresco. Una goma blanca esconde al fumador en proceso de rehabilitación, que la usa y la desecha casi a la misma velocidad a la que lo hacia con los cigarrillos para vencer esa ansiedad que lo llama desde la banca de al lado donde unos cuantos esperan el siguiente autobús mientras disfrutan del humo de sus tabacos.

De esta manera, de miles de historias están tapizadas muchas de las banquetas que a diario recorro, y de nuevo pienso, tal vez es de mal gusto, es inconciencia, es cochinada de la gente que las tira al suelo, pero hoy decidí verlo con mas calma, con un toque mas humano. No nos vendría nada mal darle ese toque humano a nuestras vidas, sobre todo con lo que escuchamos, presenciamos y vivimos en los últimos tiempos en nuestra comunidad y alrededor del mundo, porque a veces también nosotros vamos caminando por ahí masticando la vida.
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23 mayo 2010

De orígenes y otras fumadas

No es un secreto, me considero un ciudadano universal, del mundo, aunque mi pasaporte diga una cosa, mi lengua y mi cultura digan otra y mis gustos y aficiones digan otra más. Algunos podrán llamarlo des-ubicación, desapego, malinchismo, traición, etc. Yo no le llamo de ninguna manera, simplemente lo vivo, lo estudio, y ahora me doy cuenta que tal vez tenga una razón de ser.

No tiene mucha ciencia, mi origen es mestizo, como el de muchos en estas coordenadas geográficas pero ¿el verdadero origen? ¿Habrá por ahí alguna mezcla rara, alguna cultura diferente que jamás imaginara ser descendiente? Posiblemente, y para mi sorpresa, pudiera serlo.

Siempre he buscando otras culturas, siempre me he identificado con algunas otras más, como que les entiendo, o al menos trato de ponerme en sus zapatos, y sin ser intelectual desechable o viajero incansable. En ocasiones me encuentro leyendo, viendo algo por televisión extranjera o escuchando alguna experiencia de alguien más y me digo “como no tengo un tele-transportador como los de Star Trek en estos momentos”. Y una de estas culturas que de alguna manera he admirado o me ha interesado es la Judía. Acepto que no conozco el alfa y omega de ellos, al menos algunas cosas pero lo que si les admiro es lo que algunos les llegaron a envidiar al grado de discriminarles y haberles tratado de eliminar de la faz de la tierra. Su tesón por salir adelante a pesar de tener mil cosas en contra, su interés por las letras, por las ciencias, por la música, y porque no, su sistema para ayudarse en lo económico.

Resulta que en cierta ocasión, escarbando por ahí en los terrenos de San Google, mientras buscaba información acerca del pueblo natal de mi mama, me encontré con un escrito que me sorprendió. Pero lo que mas me dejo con la mandíbula caída es que, muchas de las cosas que el autor del escrito expone de manera teórica e hipotética, pudieran tener algo de certeza, y esto lo refuerzo con algunas de las historias que mi madre me ha contado, de situaciones, costumbres y hasta simples nombres de pila originarios de su pueblo.

El señor Edward Rensin, autor del escrito, menciona además del antecedente histórico, lo que un tío le platico acerca de las personas del pueblo. Uno de los puntos más convincentes para mí, es el origen del nombre del pueblo. Según la historia oficial, el nombre del pueblo, “Uruachi”, proviene de la lengua raramuri (lengua de la etnia Tarahumara, común de la región) y que significa “lugar de palmas” o “lugar de piedras negras”. Mientras se ponen de acuerdo, creo que no predominan ni predominaron nunca o las palmas o las piedras negras. En cambio, la teoría del senior Rensin afirma que pudiera provenir del hebreo “Uruachim” que significa hermandad, la hermandad de judíos peninsulares que huyeron de la “santa” inquisición y buscaron el rincón mas apartado de la nueva colonia.

El segundo punto que me parece cobra fuerza en su teoría es el de los nombres de pila de los habitantes y lo que tiene que ver con la religión. Lo más común en la Nueva España era que todo pueblo fundado por los conquistadores, pasaba por la bendición de los religiosos, quienes consagraban las fundaciones con la edificación de un templo o catedral, según sea el caso. El pueblo de Uruachi tiene iglesia pero esta se construyo mucho después, ya en el siglo XX y nunca tuvo un párroco asignado. Rensin afirma que esto fue como castigo de la iglesia a los judíos que ahí se asentaron y por ende no necesitarían de los ritos católicos. Esto lo corrobore con charlas con mi madre, en las cuales cuenta que nunca hubo sacerdote católico en el pueblo. La gente tenia que esperar meses, en ocasiones años para recibir los distintos sacramentos a la siguiente llegada del sacerdote de paso. Lo mas importante, es que cuenta mi madre y algunos de sus familiares, que en un cierto caso particular, a falta de sacerdote, un senior del pueblo de nombre Simon N, llevo a la pareja a desposarlos a una cueva lejana, en la que el hacia las veces de oficiador, y usaban una especia de “cuero de chivo” para la celebración “secreta”. ¿Cualquier semejanza con el rito judío del matrimonio es mera coincidencia?

En el articulo se mencionan mas puntos, unos que considero también bastante validos, otros con menos peso, pero no por eso deja de ser verdaderamente sorprendente. Obvio que esto no me afecta en absoluto mi posición actual frente al mundo; sigo siendo la misma persona con la misma actitud, con las mismas creencias y con el mismo pasaporte, pero no deja de sorprenderme como es que los seres humanos somos una extraña telaraña tejida tan cuidadosamente, que no hay cabos sueltos.

Mientras esta teoría es o no verdadera, me quedo con lo que me toca, el amor por la música, algo de las letras, el estudio e investigación constantes de lo que a mi paso se atraviese y mi afición por ser ciudadano del mundo. Y mientras me pongo a cantar y bailar el Hava Nagila, les digo Shalom!

(Link al escrito antes mencionado por si no lo pescaron a la primera: http://www.jewishsightseeing.com/2009-SDJW-Quarter2/20090621-jewish-sunday140.html#Kulanu)

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21 mayo 2010

Palomazo

A mi me hubiera gustado haberme aventado un palomazo con estos grandes ¿quien no tiene su sueño guajiro? He aquí uno de tantos. Los descubrí hace poco, no sabía que se hubieran reunido bajo un nombre de agrupación. Creo que ya se había hecho antes pero ellos pusieron la moda, como después algunos otros grandes se juntaban bajo algún nombre raro y desconocido, y sacaban un álbum inédito, tal vez dos. Me quedo con Dirty Mac, aunque también con los Traveling Willburys. Un “line-up” de lujo: John Lennon, Keith Richards, el maestro Eric Clapton (con cara de niño) y Mitch Mitchell.

Como que es Viernes de Jam….


Por cierto ¿que estará Lennon comiendo en ese plato hondo en el video? Adivinemos…
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18 mayo 2010

El elixir mañanero


Otra mañana de Lunes, y de Martes y del día que sea, pero que difícil se me esta haciendo la sencilla tarea de mantenerme despierto y parecer estar “vivo” en este mundo de muertos ambulantes. Pero como siempre, recurro al que ahora ya es remedio, compañero, pretexto para reuniones y buenas charlas, y acompañante solitario: el café.

Al tiempo que bebía de mi taza quise recordar el tiempo que lo llevo bebiendo, como fue que comenzó, quien fue el cómplice y demás etcéteras. Bien dicen que recordar es vivir, y esa introspección me llevo a tiempos lejanos; brincos atrás en el túnel del tiempo.

Creo que mi primer intento de “cafetear” fue en casa, con mi mama, cafetera de corazón, quien con el tiempo se tomaba tantas tazas, que mejor recurrió a un infalible remedio para dejar de contarlas: se las tomaba en tarro cervecero. El primer tarro fue algún regalito de esos que te traen de algún viaje o que se yo de donde. Mejor uso no le pudo encontrar mi madre, y asunto arreglado. Después con el tiempo, llegaron mas tarros, y ya en la actualidad, las mega tazas ahora si exclusivas para café tamaño familiar. El caso es que con ella comencé siendo yo un mocoso de tal vez ocho o nueve años: cafecito con leche, azúcar y acompañado de algún pan de dulce, mis preferidas conchas o con algunas galletas.

El vicio no hecho raíz en ese momento, era más de ganas así que se fue olvidando, hasta que llegaron las citas con mi viejo. Cuando cursaba yo mi nivel de enseñanza media, y necesitaba de algún material o libro, siempre me citaba en el centro de la ciudad, en el legendario Café La Nueva Central. Siempre llegaba puntual, antes que yo a la cita, y ya me esperaba con un “cortado”, aunque el si lo pedía en taza, porque una particularidad que tenia ese lugar (ignoro si todavía la tiene) era servir el café con leche ya mezclado en vasos de plástico largos, donde te arrimaban una canastilla de pan de dulce y pagabas lo que consumías. Era todo un folklore el tomar café en ese lugar, y ver a los filósofos de barrio hacer sus juntas ahí, así como personajes muy típicos de nuestra ciudad, de todo había; como extraño esos tiempos.

Después llegaron mis tiempos de estudiante universitario y había que “echar” el cafecito para mantenerse despierto si se trataba de sesiones de estudio o de elaboración de trabajos hasta altas horas de la noche; lo que fuera para mantenerse despierto, en veces era mas juego que estudio pero bueno, mientras no se mezclara con alcohol porque entonces si terminaba en fiesta y el estudio quedaba en el olvido junto a la taza de café.

En la actualidad, creo que valoro la tacita de café tanto por lo que me reaviva por las mañanas, como por el “adhesivo social” que este implica; siempre es el pretexto para compartir con mis amigos, el cafecito con historias de amor, desamor, noticias actuales, proyectos, anhelos, sueños, etc. Del café que sea, aunque tengo que confesar que si soy fan del transnacional de la sirenita verde, pero mientras sea café, creo que sienta bien para la platica. Así que aquí estamos a la espera de más historias que tejer entre el aroma a café y el ruido de las tazas conjuntado con el de las voces y el mundo urbano.
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14 mayo 2010

Era un proceso continuo

Sentado en una mañana, disfrutando de la brisa fresca y un buen café, me di cuenta que todo es un proceso continuo, se puede atrasar, se puede suspender, pero no se puede terminar, es un proceso continuo, a diferente paso pero continuo. Así es mi caso con las letras y con este espacio que deje abandonado por algún tiempo.

En todo este tiempo tuve oportunidad de experimentar otras bitácoras, lugares, y herramientas de expresión, pero nada como poder expresarse a “letra abierta” como me da la gana, sin reglas, con algún cierto estilo, algo muy propio, algo muy mío. La necesidad de regresar con un espacio con un poco mas de luz y sencillo a la vez hizo que la tinta volviera a la pluma, esa que pensé que se había agotado por completo, creo que me había equivocado.

Aquí estaremos de nuevo, no se con cuanta frecuencia, pero aquí vendrán nuevas historias, nuevos estilos, aunados a los mismos de siempre. El ático se reinventa y se recarga de energía y se reabre al ciberespacio para expresarse, dejar expresar y seguir interactuando.
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