No voy a
mentir ni me voy a adornar. No vi una
luz al final de un túnel ni escuche voces ni música angelical ni nada por el
estilo. Solo sentí que me llevaba pifas,
me cargaba el payaso, me dio frio y pensé "no estoy listo".... pero
quien carajos está listo! Nadie lo está y quien lo este, que preste de esa
madre para andar igual.
La
experiencia en la sala de urgencias no fue un parteaguas ni una epifanía, nada
por el estilo. Solo fue un recordatorio
de lo efímero que es el tiempo que pasamos por este mundo, y lo desechable que
puede ser la vida, sobre todo la propia en comparación a lo demás. Si vas a pasar tarde o temprano a formar
parte de la composta para la poca vegetación que estamos dejando a las futuras
generaciones, ¿para que mortificarse en pendejadas y pensar si lo van a velar a
uno, si le van a llorar? Tal vez sí, pero
un ratito; venga el cafecito con piquete y a seguirle que esa renta no se va a
pagar sola. Si así va a ser, ¿porque
vivir atado a las reglas? De ahora en
adelante, a vivir como se me dé la gana cuando se me dé la gana, por el tiempo
que quede, que dicho sea de paso, no está garantizado. A darle pues adelante, a donde sea que fuere,
que mañana no sabemos...