Sentado escribiendo estas letras me doy cuenta de dos cosas. La primera, que vuelvo a mi espacio, re vuelvo a mi ático, a ese lugar que nunca debí de haber abandonado y descuidado tanto. Segundo, pronto cumpliré un año laborando desde casa. Trescientos sesenta y pico de días donde tuve que acondicionar una oficina y acomodarme de la mejor manera posible entre el caos local, estudiantes de preparatoria y universidad y un loco disque resolviendo problemas tecnológicos. Con todo y eso, me considero con mucha suerte.
Pero me pregunto ¿Qué hemos logrado con todo este encierro? ¿En
realidad aprendimos algo mas que mantenernos sanos? Todo ese distanciamiento social (la famosa
Susana Distancia que hasta en la sopa te la encontrabas) , creo que nos jodió mucho
más que el mismo bicho. Ojo, no intento minimizar
la pandemia ni las medidas sanitarias, solo pienso que, en el intento por mantenernos
sanos físicamente, nos hemos enfermado espiritualmente. Creo que muchas veces fue más una cuarentena
de Ser humano. Cualquier otro ser humano
de mente libre y que estuviese despertando de un estado de coma en estos
momentos nos diría algo así como – nos dividieron, y nos vencieron. Y tendría mucha razón. Ahora por las calles o lugares públicos, vemos
cada vez mas enfrentamientos entre los que creen tener la razón, que si traes
mascara, que si no traes, que el gobierno dijo, que todo es una farsa, que nos están
dominando, etc. Creo que todo el caos
que apenas surge y el resto que se avecina le da la razón a esa teoría – nos dividieron
y nos vencieron.
“Saludo de gladiadores” me dice un amigo al cual me
encuentro por la calle en estos tiempos mientras me ofrece chocar su antebrazo
con el mío, muy al estilo romano o gladiador.
Al menos un saludo de perdida, un contacto indirecto. Lejos estamos del beso en la mejilla tan clásico
en México y en muchos lugares de Latinoamérica, Europa y el mundo. Los Mexas somos querendones, abacho becho
y apapacho. Todo eso queda en la
distancia, no muy lejana pero que se siente como si fuera cuento de abuelo. Y ni que decir de las reuniones, fiestas y demás
pretextos que usábamos para compartir un café, una cerveza y un chisme, una
platica de lo que fuera, simple interacción.
Es por eso que afirmo que, dadas las circunstancias, nos aislamos y
vencimos al bicho. Pero ¿y qué hay de
nosotros? ¿no sienten como que dejamos de ser humanos un poquito? No sé por dónde leía que el ser humano dese
que nace busca ese roce de una piel cálida, de su madre, de la enfermera, de
quien sea que se apreste a ofrecérselo.
Es la naturaleza humana. Por mas
que despotriquemos del mundo y de sus pobladores, o que afirmemos que los
pendejos son mas y nos rebasan, tarde o temprano necesitamos de alguna interacción
humana, por indiferente que parezca.
Como cuando la tierra tiembla y la gente se junta para hacer cadenas
humanas y mover escombros o llevar alimentos al necesitado. De nuevo, no digo que haya sido malo el
guardarse, al contrario, pero, temo que el precio que estamos pagando este siendo
muy caro. Y me temo que pagar la deuda
va a durar mas que una hipoteca.
Siento que ahora nos tenemos miedo. El simple acto de caminar por la calle, voy
por la acera y veo a la distancia alguien que viene por la misma senda pero en
sentido contrario, hacia mí. Antes, ningún
problema. Ahora, ya nos vamos cambiando
de acera en cuanto nos visualizamos.
Entiendo, mas vale de lejitos, mas vale la distancia, pero de nuevo,
siento que perdemos algo de lo que nos hace humanos. Imagínense ahora un evento masivo, concierto,
evento deportivo donde podías hasta adivinar sin tanto esfuerzo lo que el
fulano de enfrente había cenado esa noche.
Ahora, ni soñarlo. Siento que mas
que la precaución, nos gana el miedo, y ese miedo nos puede llevar a lugares
muy oscuros. Creo que a algunos ya los
esta llevando, sacando lo peor de nosotros mismos en los momentos en que más
nos necesitamos.
Solo espero que salgamos bien librados de esto, física y emocionalmente,
pero sobre todo, humanamente.
Es agradable volver a este espacio, a mi ático. Un saludo y mis mejores deseos para cualquier
despistado que todavía se atreva a visitar estos sitios arcaicos llamados
blogs. ¡Saludo virtual de gladiadores! (sin necesidad de gel antiséptico)