Lo he escuchado miles de veces “ya deja esa madre, luego no vas a poder ni moverte”, “Déjalo, no tiene caso, ya no estas en edad” , algunos hasta van mas allá al decirme “Porque sigues jugando ese deporte de nacos”… pero nada me convence, nada, yo voy a seguir jugando futbol hasta que el cuerpo aguante, hasta que la rodilla se joda y diga no mas.
Por ahí leyendo historias del Negro Fontanarrosa, descubrí que además de ser un excelente caricaturista, era un hincha de futbol y ávido jugador de los “picaditos” (cascaritas) domingueros. Y en sus anécdotas, debido a una enfermedad que lo aquejaba, mencionaba que lo iba a practicar hasta que el cuerpo se lo permitiera. Y así sucedió.
Pues al igual que el y que muchos, tal vez estoy poniendo mucho en juego pero, no me importa, yo le sigo hasta que la pinza no apriete mas, ceda y se tire de palomita por ultima vez; hasta que se escuche el ultimo “crack” de mi rodilla (o rodillas). Mientras tanto, le voy poniendo grasita a mis zapatos de futbol que ya les hace falta, me compro un tubito nuevo de “bengay” y apartamos Domingo para seguir pateando la “bocha” que tantas alegrías me da, junto a un grupo de locos que seguimos este ritual dominical, mejor que cualquier monje religioso que se digne de ser devoto.