Había de todo como en botica: los había con café late en mano, ya sea en su envase ecológico original de la conocida transnacional de la sirenita verde o los que llevaban su contenedor de acero inoxidable. Y no faltaron las emperifolladas, algunas de traje sastre, otras de faldas impías (¡válgame la Virgen de Covadonga!) muy impías. Los trajeados (solo les falto su tren subterráneo) y los casuales, en mezclilla o en pantalones de explorador. Hasta la elite deportiva se dio cita, los y las hubo en sus mini shorts maratonistas, las de sus pantaloncillos de yoga y los de los conjuntos deportivos tan viejos que el material pareciera hecho de las bolsas anti-ecológicas del supermercado.
Y a la distancia me detengo unos segundos a observar el ritual anual de los padres de dejar a los críos en el primer día de clases. Pero yo iba en mi modo multitasking, cosa que no se me da, especie en vías de extinción y que apenas si se detiene a socializar con las ya mencionadas especies. Yo trataba de partirme en tres (ya no se si en partes iguales o no, que mas daba) para despachar, acomodar y desparramar a mis tres enanos en sus respectivas filas de salón de clases. Por un momento un rayito de luz ilumino mi cacahuatito de materia gris y opte por dejar a los dos mas grandes que buscaran solos su fila mientras me concentraba con el pequeño (si les digo el chico me alburean) en encontrar su fila – divide y vencerás - reza el dicho.
Así que cual la tortuga Crush, me dispuse a aventar a mis enanos al ruedo escolar con la pura bendición, pero ¡Oh sorpresa! El más pequeño me reparaba como caballo y no quería ni formarse ni avanzar ni seguir a sus compañeros, y no era su primer año en la escuela. A todos nos llega algún momento de ansiedad en los segundos previos, y el no fue la excepción. Como pude le explique y a regañadientes y casi empujones lo lleve hasta su salón. Ya estando ahí, lo vi entrar en confianza lentamente, pero me quede un poco más tranquilo. Caso raro, al menos para mí, pues nunca me había pasado con ninguno de los enanos, siempre habían entrado gustosos en su primer día de escuela, pero bueno, tiene que haber de todo para enriquecer la experiencia y las historias por contar.
Y en esta ocasión, por fin logre mi tan anhelada idea de ilustrar (si así se le puede llamar a mis resultados) cada post o al menos los que el tema lo permita. Esto es un proyecto/sueño que he tenido casi desde que inicie mi blog y vuelvo a retomar con nuevos bríos como una asignatura pendiente de vida que tengo: el dibujo. Quiero dar las gracias a mi ahora maestra en este arte y gran amiga bloguera Majana por su valiosísima colaboración, aportación y motivación para ir avanzando en este proyecto. Mi mas sincero y eterno agradecimiento.
Veamos que nos depara el camino, en historias y dibujos….