Alguna vez leí o escuche por ahí, algún juego de palabras o frases referente a que ante la adversidad, había que recoger los pedazos que quedan de uno y levantarse y seguir. Quien lo dijo no se equivoco (y también es grosso); es dificilísimo.
Es como un movimiento telúrico, y yo no estoy acostumbrado a los terremotos.
Es como un huracán y yo vivo en el desierto.
Es como un apagón largo y yo soy un tipo de ciudad, acostumbrado a la electricidad.
Es como estar en la zona cero de una bomba y yo no soy héroe ni bombero.
Es como las caricaturas de Juan Sin Miedo y yo soy una gallina de mierda.
Es como juntar mil piecezillas y yo siempre fui malo para los rompecabezas (rompepelotas)
Y dicen por ahí que siempre hay luz al final del túnel, a modo positivo tal vez, no se si refiriéndose a la tan mentada luz que dicen que ven los que no han vuelto. Nada es definitivo en esta vida, solo la muerte y esta última forma parte de la vida misma, un misterio sin resolver, un ciclo inexplicable.
Por lo pronto, aunque yo no vea la mía, se que por ahí me espera la luz del faro, solo que mi barca todavía esta en alta mar, en medio de la tormenta perfecta, horriblemente perfecta. Veamos en que condiciones encalla la barca, de que llega, llega. No se sabe ni el día ni la hora; así llegue una triste astilla, va a llegar.