Esta por ahí escondido en el lugar mas adecuado, en el menos esperado. Y no fue necesario abrirle la puerta, él ya estaba adentro, agazapado esperando pacientemente el momento optimo para saltar cual depredador, sigiloso, eficaz, letal.
¿En que momento me deje sorprender por ese personaje oscuro y gris, lleno de espejismos, cortinas de humo, indecisiones, inseguridades etc., etc., etc.? La lista es larga, los demonios aguardan y se turnan su tiempo de fastidiar, uno tras otro, y a veces al dos por uno; maldita legión.
Y el dolor aumenta cuando el maldito fantasma viene con la cualidad del rey Midas, pero en vez de convertir en oro todo lo que toca, lo convierte en pomada. Y no viene con etiquetas rojas de advertencia y en letras grandes; no, viene así nomás, en tono despistado para que sea mas “efectivo”, para que sin darte cuenta causes daño, inocentemente salpicando acido.
A veces siento que desfallezco, caigo y pierdo el round, pero escucho la cuenta, me aferro de las cuerdas y me levanto antes del diez, puteado pero de pie. Y esas leves victorias sin ganar la pelea, son de las que me agarro, como a las cuerdas, para seguir adelante, y decirle “ya no mas”. Y se siente bien, pero el muy cabrón vuelve por la revancha, a veces mejor entrenado. Solo me queda seguir luchando, de eso se trata, pues el lado oscuro de la luna esta ahí, no se va, como el rival, o le pegas o te pega, aunque a veces siento que ya se me están acabando las fuerzas…