Viejo, buen día, donde quiera que tu energía esté…
La nostalgia me trae hasta acá buscando respuestas a cosas que no tienen solución, control y demás. La música también, como siempre me trae acá; por cierto ¿te acuerdas de tus domingos bohemios de vino, opera y tango? Pues la llama ha pasado y de a poco he comenzado con esa tradición; el vino si es tinto, pero el tango, en vez de Gardel e Irusta, es solo Piazzolla, y en vez de Opera (aunque a veces escucho a Pavarotti y su genial Nessun Dorma) ahora es Camarón de la Isla y Paco de Lucia, ¿te acuerdas de ellos? Le tenía que variar un poco a la tradición para darle un toque más personal, tú me comprenderás.
Te cuento que cada que veo el béisbol en la tele, me lleno de nostalgia y me acuerdo de ese pequeño lazo que nos permitía entablar una conversación un poco más larga e inteligente. Me doy cuenta ahora que no me interesaba tanto el béisbol, si no el vínculo que formaba contigo. Por cierto, los Dodgers volvieron a la Serie Mundial el año pasado, pero ¿Qué crees? ¡Perdieron! Así es el béisbol, como la vida, no siempre se gana, por más que parezca que lo tienes todo ¿no crees?
Tantas preguntas que hacer, tantas respuestas que no podré escuchar. Apenas ahora me cae el veinte y entiendo tu sabiduría, muy a tu estilo, pero hasta ahora… demasiado tarde, lo sé. ¿Cómo lidiaste tú con nuestras preguntas incomodas? ¿Cómo enfrentabas a mama en la manera de corregirnos? ¿Qué paso por tu cabeza cuando tuviste que decidir por X o Y? ¿Qué te orillo a tal decisión? ¿Alguna vez domaste a tus demonios? ¿Qué te decían? ¿Te decían lo mismo que a mí? ¿Serán los mismos, así como en la película de Bruce Lee? ¿Cómo saber cuándo una amistad es verdadera o solo de utilidad? ¿Cómo evitar seguir cayendo en la falsedad? ¿Cómo tener los pantalones suficientes para mandar algo o a alguien al carajo?
Sabes, últimamente, cada que me veo al espejo, veo cada vez más tu imagen… con todo y sus demonios… si, también esos…. Y me da miedo, y pienso y tiemblo y busco respuestas en los mismos lugares que casi estoy seguro tú también recurrías. Y me doy cuenta también que no están ahí, pero lo paseado….
Como me gustaría que siguieras aquí, para presumirte los logros de mis enanos y solo los de ellos. Los míos no porque: 1) no los hay y 2) los que hay no importan. Me gustaría que te vieras reflejado en ellos, y ellos a su vez se reflejaran en ti, con su justa apretada de nariz y su raspada de barba. Creo que estarías muy orgulloso de ellos, en fin.
Ya volveré a hacerte otra misiva de estas, por lo pronto te dejo celebrar tu cumpleaños, con pastelito incluido y todo. Te escribo después, aquí seguimos “haciéndole al monje” como tu solías decir.
Con cariño, de tu hijo que te extraña…
P.D. Por favor, si te topas con mis demonios, diles que... les mando saludos